LA SOJA, ¿ÁNGEL O DEMONIO?




En la última década la soja ha sido brutalmente demonizada. De ser un producto polivalente, con beneficios múltiples para la salud, ha pasado a ser el causante de males espantosos. ¿Que ha sido lo que ha provocado este cambio de actitud y este aquelarre hacia un alimento tan abundante en el planeta, y con tantas aplicaciones? 

¿Es todo lo que se dice realmente cierto, basado en estudios y experiencias reales, o es posible que se trate de una jugada de alguna industria, que se ha visto amenazada por el avance de la soja y su aceptación en los hogares de gente por todo el mundo, en muchos casos, para sustuir a productos de origen animal? ¿O puede que sea debido a estudios mal realizados? ¿Es posible que existan asísmismo otros factores que no se han tenido en cuenta al evaluar los efectos? ¿En que momento pasó la soja de ser un alimento beneficioso, a ser un alimento peligroso, un antinutriente

Los beneficios de la soja se han atribuído a su riqueza en isoflavonas, un tipo de fitoestrógenos (estrógenos vegetales), en su mayoría en forma de isoflavonas, que se han asociado a la reducción del riesgo de padecer cáncer de mama. Las isoflavonas son moduladores naturales de los receptores del estrógeno, las cuales poseen propiedades similares al estrógeno y también antiestrogénicas. 

Los componentes de la soja también tienen un efecto anticancerígeno, especialmente de mama y de próstata; promotor del sistema inmune, y antioxidante demostrado, y son también efectivos para controlar el colesterol LDL.

Y cuando digo demostrado, me refiero a estudios independientes, sin conflictos de intereses, no financiados por ninguna empresa productora de alimentos basados en soja. A diferencia de otros, los únicos estudios realizados con personas, demuestran todos ellos efectos beneficiosos sobre la salud.  Existen también otros cientos de estudios que reportan beneficios para la salud, pero desgraciadamente no pueden ser tomados en cuenta, porque están financiados por la industria productora de soja, y además realizados en animales.

Por el contrario, los que reportan efectos negativos han sido realizados, en su gran mayoría, con ratones de laboratorio, o con cantidades excesivas de soja, normalmente en forma de aislado de proteína, o suplementos de isoflavonas. 

Esta es otra razón, aparte de la más importante, que es la ética, para dejar de usar animales en experimentos clínicos. (NOTA: El uso de animales de laboratorio para experimentos de todo tipo es horrendo. Los animales pasan toda su vida metidos en diminutas jaulas, siendo constantemente agredidos, en forma de cortes, pinchazos en todo su cuerpo, aplicación de sustancias irritantes y dolorosas, se les inoculan sustancias tóxicas, venenos, virus y bacterias, se les quema, se les provoca cáncer, obesidad, y todo tipo de enfermedades, y durante toda su corta y desgraciada vida conviven con el miedo y el terror de escuchar los lamentos de otros animales, de oler la muerte, esperando la próxima tortura, que puede que acabe esta vez con su triste y miserable vida, a manos de los nazis de los animales: los humanos).

Y total, para que sirva de bien poco. Que aunque sirviera, no es excusa para llevar a cabo estos horrores, sobre otras especies sintientes, especialmente, cuando ya existe tecnología para la mayoría de experimentos. Los animales reaccionan de maneras muy diferentes a los humanos, por lo que los resultados de dichos estudios son irrelevantes para los humanos. 

Además, es realmente peligroso crear tratamientos basados en estudios con animales, que luego se aplicarán a personas, pudiendo tener un efecto perjudicial, ya que nuestras reacciones a múltiples ingredientes y tratamientos pueden ser radicalmente distintas.

Hoy en día el debate sobre la soja enfrenta acaloradamente a sus defensores y sus detractores: Los argumentos a favor ya los he citado arriba. Los argumentos en contra son sobre todo debido a las isoflavonas, las cuales se pueden unir a los receptores de estrógenos e interferir con la hormona tiroide

Es curioso, como nota personal, me viene a la mente mi hermana, que sufre de hipotiroidismo. Cuando por la razón que sea, le falta la soja, su situación empeora. En el momento en que la vuelve a tomar, el funcionamiento de su tiroides se estabiliza. Quizá por esta razón, y mi propia experiencia positiva con la soja me hace inclinarme más hacia el lado positivo de la balanza.

Además de las isoflavonas, también está el tema de los fitatos, que pueden unirse a minerales como calcio, zinc, magnesio, etc, y disminuir su absorción. Sin embargo, estos minerales son bien absorbidos a partir de la soja, por lo que tomando una cantidad moderada de ella, no deberíamos tener deficiencias.

La razón por la cual comenzó la mala prensa de la soja, fue que entre 1990 y 2010 se realizaron miles de estudios, en su gran mayoría realizados con animales, y en los cuales se utilizaban cantidades enormes de aislado de soja. La diferencia está en estos 4 puntos:

1 -  El origen. ¿Es soja genéticamente modificada o no?
2 -  La cantidad. ¿El consumo es moderado o abundante?
3 - El proceso de producción. ¿Es la soja consumida natural (tofu, tempeh, etc) o en forma de producto de imitación de la carne, que muchas veces contiene aditivos artificiales perjudiciales?
4 - Resíduos de hexano. La producción de preparados de imitación de la carne contienen, en muchas ocasiones, resíduos de hexano, un disolvente que se utiliza para separar el extracto de proteína de soja.

Si tenemos en cuenta que en los países occidentales se consume mucha más cantidad de soja que en Asia, y además resulta que es GMO, con resíduos de hexano, aditivos, ahumados, saborizantes, etc, y si encima se consumen suplementos de isoflavonas aisladas, batidos de proteína de soja, etc etc, ¿no es posible que encontremos ahí la causa de tanto efecto perjudicial para la salud, a diferencia del efecto beneficioso que muestran los asiáticos?

Los peores informes nos llegan de EEUU, y en este país es donde se concentra la mayor producción mundial de soja modificada genéticamente. En Asia, el consumo diario normal es de unos 11 gramos. En Estados Unidos y gran parte de Europa, las cantidades duplican y triplican esa cifra. Unamos los puntos y quizás encontremos la explicación a la demonización que ha sufrido la soja desde hace unos años.

Por mi parte, y por la de mi familia, solo podemos tener alabanzas hacia la soja. La consumimos moderadamente, siempre de origen ecológico, no GMO, y en forma de bebida, tofu, tempeh, etc.
Ocasionalmente nos permitimos el caprichito de algún producto de imitación, pero no como un hábito, ya que hace muchos años que pasamos la etapa de transición, y ya no dependemos del efecto psicológico que produce el "trozo de carne" en el plato del nuevo vegano.

Para terminar, concluyo con la evidencia, en este caso, específica sobre los beneficios de la soja contra el cáncer de mama:

Los únicos tres estudios clínicos científicos e independientes con humanos que existen, han generado los mismos resultados: la soja reduce las posibilidades de reaparición del cáncer de mama. Por lo tanto, la cuestión del peligro de los estrógenos pierde su razón de ser, si nos atenemos a estos hechos reportados por científicos.

El primer estudio fue llamado "Soy isoflavones and risk of cancer recurrence in a cohort of breast cancer survivors: Life after cancer, epidemiology study." (Isoflavonas de soja y riesgo de reaparición del cáncer, en una cohorte de supervivientes del cáncer de mama: La vida después del cáncer, estudio epidemiológico). Fue realizado en California, EEUU, sobre unas 2000 supervivientes de cáncer de mama, durante un periodo de 9 años. 

La mujeres estaban siguiendo un tratamiento con Tamoxifen, un medicamento para la reducción de estrógeno. Las mujeres que tomaron más cantidad de soja, redujeron la reaparición del cáncer en un 60%, comparado con las que menos cantidad consumieron.  

Estas fueron las conclusiones: "Soy isoflavones consumed at levels comparable to those in Asian populations may reduce the risk of cancer recurrence in women receiving tamoxifen therapy and moreover, appears not to interfere with tamoxifen efficacy". "Las isoflavonas de soja, consumidas a niveles comparables a los de la población asiática, pueden reducir el riesgo de reaparición del cáncer en mujeres en terapia con tamoxifen, y mas aún, no parecen interferir con la eficacia del tamoxifen" 


El segundo estudio se llamó "Soy food intake and breast cancer survival"(consumo de alimentos de soja y supervivencia al cáncer de mama), y fue realizado sobre 5000 mujeres supervivientes de cáncer de mama.

El objetivo era evaluar la asociación entre el consumo de soja después del diagnóstico de cáncer de mama y la mortalidad y recurrencia del cáncer". 

La conclusión fue que entre las mujeres con cáncer de mama, el consumo de soja fue significativamente asociado con la disminución de las posibilidades de recurrencia y muerte. Los investigadores aseguran que los médicos pueden aconsejar con toda seguridad a sus pacientes con cáncer de mama que consumir una bebida de soja no les va a causar ningún daño, y más aún, que consumiendo más cantidad de productos de soja al día puede protegerles contra la reaparición del cáncer. La cantidad máxima con la que se obtuvieron los beneficios fue de 11 gramos por día. Cantidades más altas no produjeron ningún beneficio adicional. 

Los resultados sugieren también que los beneficios protectores contra el cáncer de la soja seguramente no se limitan a las isoflavonas, sino que también es posible que sea una combinación de los diferentes componentes de la misma, como la proteína, los folatos, el calcio, la fibra, los inhibidores de la proteasa, etc. Los efectos de los suplementos de soja, o de solamente las isoflavonas, pueden variar. 

Por ejemplo, la leche de soja contribuye a reducir los niveles de estrógeno circulante, sin embargo las isoflavonas no lo hacen. Lo mismo ocurre con los síntomas del síndrome premenstrual y la proteína de la soja: esta contribuye a reducirlos, pero las isoflavonas no tienen ningún efecto sobre ellos. 

El estudio fue realizado en el Departmento de Medicina del Centro de Epidemiología de Vanderbilt, en Nashville, Tennessee, EEUU. Es el mas importante llevado a cabo hasta la fecha, realizado con personas, no animales de laboratori.


Y finalmente, el tercer estudio, llamado "Soy food consumption and breast cancer prognosis" (consumo de soja y pronóstico de cáncer de mama), fue realizado por investigadores independientes, pertenecientes a escuelas médicas y universidades de California, San Diego y Arizona, En EEUU. En el se estudiaron lo efectos del consumo de soja en 3088 supervivientes de cáncer de mama. durante 7.3 años. 

Los resultados fueron también concluyentes. El abstracto del estudio termina con las siguientes afirmaciones:

Resultados: Según se incrementaba el consumo de isoflavonas, el riesgo de muerte decrecía. Las mujeres con los más altos niveles de consumo de isoflavonas (>16.3 mg isoflavonas) tuvieron una reducción del 54% en el riesgo de muerte.
Conclusión: Nuestro estudio es el tercer estudio epidemiológico que reporta la inexistencia de efectos adversos de la soja sobre el pronóstico de cáncer de mama.
Impacto: Estos estudios, combinados, que varían en composición étnica (dos de los Estados Unidos y uno de China) y en nivel y tipo de consumo de soja, proporcionan la evidencia epidemiológica necesaria de que los médicos no deben aconsejar más a mujeres diagnosticadas de cáncer en contra del consumo de soja. Cancer Epidemiol Biomarkers Prev; 20(5); 854–8. ©2011 AACR.


Así pues, parece que no hay dudas al respecto. No existen por el momento estudios independientes sobre este tema en tal cantidad de personas durante tantos años. A mi entender, este tipo de evidencias son las que se han de tener en cuenta, no las basadas en opiniones personales, sin consideración a las pruebas científicas hechas con personas.

Para más información, muy completa, recomiendo un artículo estupendo, de Jack Norris (en inglés): http://www.veganhealth.org/articles/soy_wth

Abrazos,



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