La Vergüenza y Barbarie de España

Hoy no voy a escribir yo. Voy a copiar directamente este magnífico artículo que describe muy gráficamente lo que ocurre en las corridas, antes, durante, y después, y explica cosas que muchos no saben. Espero sinceramente que esto haga reflexionar a muchos taurinos, y que la gente empiece a pensar en movilizarse para que esta miserable, sangrienta, primitiva y salvaje costumbre se prohiba de una vez por todas.
No os perdáis la web de LA TORTURA.ES, no hay mejor sitio para informarse y contribuir a la extinción de la vergüenza nacional. Ahí va:

Corridas de toros.

Todavía hay quien piensa que el enfrentamiento entre un torero y un toro en una plaza de toros durante una corrida es del todo leal y equiparada. Que el torero está en todo momento arriesgando su vida frente a un animal que tiene 50 veces más fuerza que él... No nos engañemos, la condición natural del toro, como animal herbívoro es la de huir, no atacar. Ataca cuando se le enfurece, o como reacción a una serie de torturas. Para que nos hagamos una idea, vamos a detallar qué clase de torturas se le propinan a un toro bravo, a fin de enfurecerlo a la vez que debilitarlo. Desde que los toros son secuestrados del rebaño, empieza el calvario de unos animales capaces de experimentar angustia y desamparo infinitos.
Presos en un asfixiante cajón, con la cabeza ladeada, se les transporta lejos, muy lejos de sus pastos y encinares, donde suelen perder entre 40 y 50 kilos a causa del estrés al ser confinados en la cárcel del chiquero.

Antes de su linchamiento, padecerán continuos tormentos al objeto de debilitar sus fuerzas: 24 Horas antes de entrar en la arena, el toro ha sido sometido a un encierro a oscuras para que, al soltarlo, la luz y los gritos de los espectadores lo aterren y trate de huir saltando las barreras, lo que produce la imagen en el público de que el toro es feroz, pero la condición natural del toro es huir, no atacar. También se le han recortado en vivo los cuernos (afeitado) para proteger al torero. Le colgaron sacos de arena en el cuello durante horas. Le golpearon con sacos de arena en los testículos y los riñones, le indujeron diarrea y le abrasaron los intestinos al poner sulfatos y laxantes en el agua que bebió y en la comida, todo esto es con el fin de que llegue débil al ruedo y en completo desorden.

Se le ha untado grasa y vaselina en los ojos para dificultar su visión y en las patas se le puso una sustancia que le produce ardor y le impide mantenerse quieto, así el torero no desluce su actuación. En algunos casos, incluso se les han rasgado los músculos del cuello para evitar movimientos bruscos con la cabeza, a fin de reducir el riesgo de posibles cornadas. Y no sólo con esto, se le han inyectado fármacos hipnóticos, e introducido bolas de algodón en lo profundo de sus fosas nasales para dificultar la respiración.

Sólo por esto, ya debería ser ilegal, al atentar contra la salud de un animal. Y no sólo el toro es maltratado:

Respecto los caballos de los picadores, se eligen a caballos que ya no tienen valor comercial, así que el animal muere en 3 o 4 corridas a lo mucho. Es muy habitual que el animal sufra quebraduras múltiples de costillas o destripamientos. Se les droga y se les llena las orejas con papel de periódico mojado para que salgan a la plaza, ya que el terror les haría salir corriendo.

Desde 1925 se les coloca un peto simulando que se les protege, pero en realidad se trata de que el publico no vea las heridas al caballo que con frecuencia presentan exposición de vísceras (alguna vez le han llegado a introducir de nuevo los intestinos y a coserles la tripa para que aguanten otra corrida). Además, para que no relinchen de espanto y de dolor (y no molesten al respetable público), han amputado sus cuerdas vocales, y si atenazados por el pánico se niegan a volver al redondel, les quemarán los testículos con descargas eléctricas o periódicos encendidos, e incluso les quitarán los ojos.



TAUROMAQUIA: LA TORTURA A OJOS VISTA

Al instante en el que el toro es "llamado" a la plaza, el toro se encuentra frente una puerta que da directamente a ella. Desde allí se le clava la "divisa" para que salga disparado por el dolor. Una vez allí, los toreros le harán el "test", para ver el grado de debilidad en el que se encuentra, después de estar sometidos a tales torturas previas. Si el torero percibe que el toro embiste con mucha energía, ordena al picador montado a caballo hacer su trabajo consistente en desangrar al toro para debilitarlo, clavándole en el lomo una lanza de 40 cms. que le destroza músculos (trapecio, romboideo, espinoso y semiespinoso, serrados y transversos de cuello). Lesiona, además, vasos sanguíneos y nervios. Esto es para que el torero pueda brindar la expresión artística que se supone debe tener este espectáculo.

A partir de entonces, un solo puyazo podría destrozar al toro, por eso se hace en tres tiempos “para mayor goce de la afición.”

1 - Las banderillas aseguran que la hemorragia siga; se intenta colocarlas justo en el mismo sitio ya dañado por el picador. El gancho de metal de las banderillas se mueve dentro de la herida con cada movimiento del toro y con el roce de la muleta, lo que causa a la res un terrible martirio. El peso de las banderillas, además, le rebana carne y tejidos. Algunas banderillas tienen un arpón de 8 cms, y se les llama “de castigo”, a las cuales es sometido el toro cuando ha logrado evadir la lanza del picador. Las banderillas prolongan el desgarre y ahondamiento de las heridas internas. No hay límite al número de banderillazos: tantos como sean necesarios para desgarrar los tejidos y piel del toro. La pérdida de sangre y las heridas en la espina dorsal impiden que el toro levante la cabeza de manera normal, y es cuando el torero puede acercarse. Con el toro ya cerca del agotamiento, el torero no se preocupa ya del peligro y se puede dar el lujo de retirarse del toro después de un pase especialmente "artístico", echando fuera el pecho y pavoneándose al recibir los aplausos del público.

2- Cuando el toro alcanza este estado lastimero, el matador entra en el ruedo en una celebración de bravura y machismo, a enfrentarse a un toro exhausto, moribundo y confundido. Éste atraviesa el toro con una espada de 80 cms de longitud, que puede destrozarle el hígado, los pulmones y la pleura, según el lugar por donde penetre en el cuerpo del animal; de hecho, cuando destroza la gran arteria, el toro agoniza con enormes vómitos de sangre. El toro, en un intento desesperado por sobrevivir, se resiste a caer, y suele encaminarse penosamente hacia la puerta por la que lo hicieron entrar, buscando una salida a tanto maltrato y dolor, una salida que le devuelva al campo. El animal muge lastimosamente, pero entonces lo apuñalan en la nuca con el descabello, otra larga espada que termina en una cuchilla de 10 cms. A pesar de estos terribles tormentos, el animal no suele morir de inmediato por su gran fuerza, pero finalmente cae al suelo, porque la espada ha ido destrozando sus órganos internos.

3- Lo 'rematan' con la puntilla (puñal) de 10 cms. con lo que intentan seccionarle la médula espinal, a la altura de las vértebras 'atlas' y 'axis'. El toro queda así paralizado, sin poder siquiera realizar movimientos con los músculos respiratorios, por lo que muere por asfixia, muchas veces ahogado en su propia sangre, que le sale a borbotones por la boca y la nariz. Después de que le destrocen las vértebras, el toro pierde el control sobre su cuerpo desde el cuello hacia abajo; sin embargo, hacia arriba se mantiene intacto, por lo que está consciente de cuando se le cortan el rabo, las orejas y los testículos, así como de cuando es arrastrado fuera del ruedo. Estos serán, pues, sus últimos segundos de vida. Sus últimos y tan deseados segundos que pondrán fin a tanto sufrimiento y dolor. Después de su asesinato, el animal pasa directamente a una sala de desoye, dónde es descuartizado a fin de, al día siguiente, vender sus carnes a precio de oro, argumentando que proceden de la res que toreó algún asesino famoso.

TAUROMAQUIA: LA POLÍTICA

El estado Español subvenciona con grandes cantidades de dinero público las corridas de toros. Cada año se gastan millones de euros en mantener plazas de toros, ayudar a las ganaderías de lidia, cubrir déficits por falta de público, y crear infames escuelas de Tauromaquia donde niños de diez años se ejercitan en acribillar terneritas recién destetadas. Hay toreros que han llegado a cobrar 45 millones de ptas. por corrida, el día de más festejo. La tauromafia, pues, se sostiene gracias a las subvenciones multimillonarias que, fraudulentamente, se desvían del dinero público: En 2001, por ejemplo, fue aprobada una subvención de 15 millones de euros (2.500 millones de ptas.) a los empresarios taurinos.

Televisión española pagó por retransmitir 30 corridas unos 6 millones de euros (1.000 millones de ptas.). En la mayoría de plazas Españolas se sufren déficits que se cubren con los IMPUESTOS DE TODOS.

Mientras que en el siglo XIX llegó a prohibirse en un mismo decreto la esclavitud, las corridas de toros y las peleas de gallos “por atentar contra la dignidad de la persona”, y mientras que en 1917 el Manifiesto del Partido Socialista Obrero Español exigía “la abolición de los toros y de todo espectáculo que pudiera embrutecer al pueblo”, los politicastros actuales que nos hablan de paz, lo hacen al tiempo que nos venden violencia taurina, y se vuelcan en reflotar este ritual repleto de mugre. Y es que, “fiesta de toros y política rastrera han ido siempre de la mano, porque la iniquidad une”. (J. Ramón Blázquez. DEIA, 29-3-1985).

TAUROMAQUIA: LA IGLESIA

Pocos taurinos saben que en 1957, el Papa Pío V promulgó la bula “De salute gregis dominici” decreto contra los encierros y corridas de toros, en el que se excomulga y se niega sepultura cristiana a los toreros y aficionados por considerar estos espectáculos más propios de demonios que de personas. La bula sigue vigente, así lo recordó el Secretario de Estado del Vaticano, cardenal Gasparri: “La iglesia continúa condenando en voz alta, como lo hizo la Santidad de Pío V, estos sangrientos y bochornosos espectáculos”. Pero, a la hora de la verdad, la iglesia y en especial la española no se ha distinguido precisamente por condenar “en voz alta” tal canallada; más bien, ha sido cómplice con su silencio o su participación activa, admitiendo se celebren torturas y se asesinen a toros en nombre de vírgenes y santos, o bendiciendo cosos taurinos. Que yo sepa, el 5º mandamiento dice algo como "no matarás"...

TAUROMAQUIA: LAS NACIONES UNIDAS

La Organización de Naciones Unidas (ONU), aprobó la Declaración Universal de los Derechos de los Animales: “Ningún animal será sometido a malos tratos ni actos de crueldad”. Por otra parte, en 1980 la UNESCO, máxima autoridad mundial en materia de Educación, Ciencia y Cultura, dictaminaba: “La tauromaquia es el infame y comercializado arte de torturar y matar animales en público. Traumatiza a los niños y a los adultos sensibles. Agrava el estado de los neurópatas atraídos por tales espectáculos. Desnaturaliza la relación entre las personas y los animales. Constituye un desafío gravísimo a la moral, la educación, la ciencia y la cultura”.

TAUROMAQUIA: ARGUMENTOS DE LOS TAURINOS “El toreo es cultura”.

Si se alude a las costumbres de una época o un pueblo, efectivamente el toreo es cultura, como cultura eran, también los combates a muerte entre gladiadores y no hay razón para defender la pervivencia de tan bárbaras costumbres. Pero si por cultura quiere entenderse el afinar las facultades intelectuales, nada hay de cultura en torturar y matar animales. Y que algunos personajes tenidos como cultos sean defensores de las corridas tampoco significa nada. Se puede ser profesor de ética por las mañanas, y despreciable estafador por las tardes. “El toreo es arte”. ¿Se refiere a haber servido de tema a diferentes artistas?

También se han realizado espléndidas obras sobre las guerras o el martirio de los santos, y no por ello son costumbres a conservar. Ahora bien, si por arte se entiende la habilidad para hacer una cosa, torear puede ser un arte, lo mismo será arte pilotar una moto, arte levantar una pared de ladrillos, arte robar carteras y arte practicar la tortura china.

“El toreo es tradición”. En la actualidad nos horroriza la tradición de algunos países africanos de extirpar el clítoris a las niñas. También hemos oído hablar en el pasado de otras prácticas monstruosas como la quema de herejes, o la esclavitud. Por ello el argumento de que algo por el simple hecho de ser tradición merece ser conservado, carece de cualquier fundamento. “Sin el toreo, desaparecería el toro”.

Como el ecologismo está de moda, los taurinos se fingen hipócritamente conservacionistas. Pero, del mismo modo que hoy se preserva al lince Ibérico, o a la vaca Tudanca, nadie consentiría que el toro de lidia desapareciese. En Polonia, por ejemplo, se conservan manadas de bisontes, que la Comunidad Europea vela con exquisito mimo, pese a que no renten beneficio alguno.

“El toreo genera mucho dinero”. Dinero que sale de nuestros impuestos para lucro de ganaderos, aristócratas, terratenientes, apoderados, empresarios y toreros de fama. Millones de euros que se desvían incluso de las subvenciones europeas.
Por cierto, también genera mucho dinero el contrabando de armas o el narcotráfico.

“El toreo crea puestos de trabajo”. De los toros sólo vive un puñado de gente. Después del reparto millonario entre empresarios y toreros, los demás trabajadores malviven con sueldos míseros que no incluyen cobertura social, por lo que se dedican a ello de forma esporádica. Los sastres y armeros, no necesitan de la “Fiesta” para seguir ejerciendo su oficio. Lo mismo sucede con los ganaderos: No hay diferencia mayor entre criar toros o vacas lecheras. Sólo quedan los toreros, que no son tantos, y pueden dedicarse como el resto de la gente, a vivir de un trabajo digno, y no de la tortura de animales.

TAUROMAQUIA: LA FIESTA DE ESPAÑA

En los países más avanzados, las corridas de toros se suprimieron hace más de 200 años. En España, Portugal, Francia y América central todavía perdura, pero especialmente en España, dónde a fecha de hoy, cada verano se asesinan más de 70.000 animales, a 13.000 fiestas sangrientas anuales en toda la península.

A fecha de hoy todavía se están festejando las fiestas de pueblos con ni nada más ni nada menos que tirando una cabra desde lo alto de un campanario, con ni nada más ni nada menos que con peleas de gallos, o a jugar a arrancarles la cabeza, así como poniendo balas fogosas en los cuernos de un toro causándoles quemadas, ensogándolo con cuerdas en el cuello, tirándolo al mar, matándolo a golpes de tractor, o a jugar a ver quien antes le clava la lanza, o enfardándolos, causándoles a todos daños físicos y tortura psicológica, y finalmente la muerte de un pobre ser vivo, cuyo único delito ha sido nacer en un país de bárbaros. Que han hecho ellos para merecerse todo esto? Están a nuestra disposición para que les torturemos? Ellos nacieron con una vida que nadie tiene derecho a quitarles.

A fecha de hoy todo esto está permitido por la ley, está legalizado y se considera un arte, una tradición, y los autores, los asesinos, son recibidos con aplausos, se sienten los dioses del mundo y encima cobran por ello A mucha gente todo esto le parece un brutal y descarado maltrato y asesinato, pero para otros supone una excitación sexual que les lleva incluso a veces a eyacular en directo al presenciar la muerte del animal.

Muchos toreros se han “corrido” al matar al toro. Hay toreros que han declarado que han visto al animal llorar ante suyo. Pero el animal no puede esconderse detrás de una cuadrilla, o juntarse con otros animales en contra de un torero. El torero SI lo hace con el animal. Todo es repugnante, cobarde y vil en este inframundo maquillado bajo una hortera capa de lentejuelas y pasodobles.

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